Historia externa de la lengua
La historia externa del español se refiere a la
descripción cronológica de las influencias sociales, culturales, políticas e
históricas que influyeron en los hechos lingüísticos. La historia externa
contrasta con la historia interna (a veces llamada gramática histórica) del español, que se
refiere a la descripción cronológica y la sucesión de cambios acaecidos dentro
del propio sistema de la lengua.
Aportes
prerromanos
Los aportes prerromanos son los correspondientes a
la lengua española anteriores al siglo
III a. C.: Los pueblos primitivos que vivían en la Península Ibérica y que solo en parte
conocemos (íberos, celtas, vascos) y los
que comerciaban con ellos (fenicios, cartagineses y griegos)
aportaron probablemente las siguientes cosas:
§ la desaparición de f- inicial
en muchas palabras que en latín llevaban este sonido, y, supuestamente, el
llamado betacismo,
debidos, probablemente, a la influencia del vascuence o del íbero(nótese
que la aspiración de /h/ también se da en idioma gascón que
habría tenido igualmente un substrato vasco).
§ algunos sufijos,
por ejemplo -rro, -rra,
§ el nombre de la península
(los íberos),
o el de algunas poblaciones como Segovia (en
latín, Segovia) o Sigüenza (cuyo
nombre latino era Segontia), que derivan del vocablo céltico sega,
que significa victoria
§ Algunas palabras, como izquierda,
cachorro son de origen vasco.
§ Otras palabras como perro, barro y cama son
de origen prerromano pero no se conoce con precisión de qué lengua proceden.
Latín
hispánico
A partir del siglo III a. C., se produce
la romanización de la Península, proceso
que se alargará hasta finales del siglo
I a. C. Este proceso afectará a muchos ámbitos de la
vida peninsular, incluido el lingüístico. Las lenguas prerromanas van teniendo
un uso más limitado y se limitan cada vez más a las áreas rurales. Inicialmente
se da un extensivo bilingüismo en los principales centros de ocupación romanos,
y posteriormente la lengua indígenas queda limitada a las regiones más
aisladas. Así en el uso público son sustituidas por el latín,
que es la lengua administrativa del Imperio
romano. El caso del vasco es curioso notar que hay escasez de
topónimos vascos antes del siglo I a. C. y estos se van haciendo más
frecuentes, lo cual sugiere que pudo haber una migración limitada desde
Aquitania durante ese período hasta por lo menos el siglo VII d. C.
No obstante, conviene señalar algunos factores que
van a influir decisivamente en el ulterior desarrollo del latín, que dará la
lugar a la aparición del castellano:
§ En primer lugar, su situación
geográfica: La distancia con el centro administrativo del imperio, Roma, y el aislamiento
geográfico (a través de los Pirineos) y el Mar Mediterráneo, hacen que las innovaciones
lingüísticas lleguen despacio y con retraso.
§ El origen de los conquistadores:
la mayor parte de los romanos que colonizaron la península procedían del sur
de Italia,
zona en la que se hablaba una variedad del latín denominada latín vulgar que
difiere de la reflejada en los textos clásicos.
Castellano
medieval
El castellano medieval comprende el período desde
los primeros textos en el siglo X hasta el inicio del reajuste del sistema
consonántico hacia el siglo XIV. El castellano medieval de los siglos X a XIII
se encontraba en situación de transición entre los finales del latín tardío y
los comienzos del español medio (siglo XV). El español
medieval está más cerca en ciertos aspectos de otras lenguas romances de la
península que el español moderno. Por ejemplo,
§ El castellano medieval distinguía
entre fricativas sordas y sonoras, similares a las que siguen existiendo en
portugués, catalán y francés (las fricativas sonoras desaparecieron durante el
siglo XV y XVI). Sólo el judeoespañol,
hablado por judíos expulsados durante los siglos XV y XVI, conserva restos de
las fricativas sonoras del español.
§ En el castellano medieval existía
el sonido [h] procedente de f- latina inicial, que iría
desapareciendo progresivamente en español medio (modernamente sólo se conserva
residualmente en algunas áreas de Andalucía y Extremadura).
§ El castellano medieval admite que
los pronombres clíticos vayan
en posición postverbal si el verbo está conjugado, tal como sigue sucediendo en
algunas variantes de asturleonés.
§ El castellano medieval usaba como
verbos para formar los "tiempos compuestos" los verbos ser y aver (>haber),
el primero se usaba con verbos inacusativos y
el segundo con verbos inergativos.
Surgimiento del castellano
Las estimaciones glotocronológicas apuntan
que la diversificación de latín empieza a ser notoria a partir del siglo III o
IV d. C. Tras la caída del Imperio Romano de Occidente en
el siglo V,
el latín vulgar evoluciona progresivamente en
toda la Europa latina diversificándose. En ese
mismo siglo, se producen las invasiones bárbaras, lo cual va a permitir la
incorporación al español de algunos vocablos germánicos, junto con los que ya
habían entrado anteriormente en el latín vulgar. Destacan los relacionados con
las contiendas como guerra (werra), o yelmo (helm).
Algunos nombres propios también derivan de las lenguas germánicas; es el caso
de Álvaro (de all -todo-
y wars -prevenido-) o Fernando (de frithu -pacífico-
y nanth -atrevido-). Las sucesivas transformaciones
fonológicas y gramaticales llevarían a la emergencia de las lenguas romances
como lenguas con dificultades para la inteligibilidad mutua entre el siglo VI y
IX d. C. Dicha evolución va a originar la aparición de las diversas lenguas
romances.
En el siglo VIII,
la expansión musulmana en la Península Ibérica pone a las lenguas
romances peninsulares bajo una fuerte influencia léxica del árabe (más
de 4000 vocablos en español), apareciendo el mozárabe (un
conjunto poco conocido de dialectos romances con
cierta influencia del árabe, fue el idioma utilizado por los cristianos arabizados).
El contacto con los árabes probablemente dotó al mozárabe de unas
características que lo distinguen del resto de lenguas romances. Muchas
palabras castellanas actuales provienen del árabe como álgebra, almohada,almirante (donde al- es
artículo), aceite, o ajedrez.
En el Siglo IX,
la influencia árabe tiene sus expresiones artísticas, con la aparición de Jarchas y
otros textos medievales en mozárabe, muchas escritas en alfabeto
árabe, en lugar del alfabeto
latino.
La lengua castellana en el
reinado de Alfonso X el Sabio

El castellano medieval presentaba
cierta variación dialectal y cambio sincrónico, aunque bajo el reinado de
Alfonso X se extendió el uso del estándar literario toledano debido a Alfonso X
y sus colaboradores. Esta lengua escrita estándar se cree representativa de la
lengua culta de la corte y la de otros escritores del siglo
Español áurico y moderno
El español áurico o español medio
es el estadio de la lengua que constituye la transición del castellano medieval
al español moderno. La fase inicial del español áurico está caracterizado por
la pérdida del contraste entre fricativas sordas y sonoras, pero conserva aún
la distinción
Oficial en España y América
Hispanohablante
El castellano medieval, con sus influencias
prerromanas, se expandió al sur de la península a medida que avanzaba la Reconquista.
En el Siglo XV,
durante el proceso de unificación española de sus
reinos, Antonio de Nebrija publica en Salamanca su Gramática castellana, el estudio
gramatical no relacionado al latín,
siendo el primer tratado de gramática de la lengua castellana (y de la lengua
moderna en general).
Con la expansión del Imperio
español, el español se expande a través de los Virreinatos del Perú, Nueva España, Nueva Granada, el Río de la Plata y la
colonia Filipina, Guam, Islas
Marianas y las Carolinas.
Algunas de las características
distintivas de la fonología incluyen la lenición (latín vita -
español vida, latín lupus - español lobo),
la diptongación en los casos fonéticamente breves de la E y la O (latín terra -
español tierra, latín novum - español nuevo),
y la palatalización (latín annum - español año).
Algunas de estas características están también presentes en otras lenguas
romances.
La expansión del castellano
En 1790, España y Gran Bretaña firmaron
la Convención de Nootka, por la que España renunció
a cualquier derecho sobre un vasto territorio deAmérica del Norte constituido por Oregón, Washington, Idaho, Columbia Británica, Yukón y Alaska,
impidiendo el avance del Imperio
españolhacia el noroeste de América. Aún perduran algunos nombres
geográficos en castellano. En el siglo XIX,
Estados Unidos de América adquirióLuisiana a Francia y Florida a España y,
por el Tratado de Guadalupe-Hidalgo, obtuvo
de México los
territorios que actualmente conformanArizona, California, Colorado, Nevada, Nuevo México, Texas y Utah; así como parte de
los actuales estados de Wyoming, Kansas y Oklahoma.
De esta forma, el castellano pasó a ser una de las lenguas de Estados
Unidos, aunque estas variedades primitivas sólo sobreviven a inicios
del siglo XXI en la parroquia de Saint Bernard, en Luisiana,
donde se habla el dialecto canario; y en una franja que se
extiende desde el norte de Nuevo México al sur de Colorado.
Por otra parte, desde el siglo XX, millones
de hispanoamericanos han
emigrado a Estados Unidos, con lo cual se han convertido en la minoría más
numerosa del país: más de 41.300.000 personas, en 2004. El 1 de mayo de
2006, durante el Gran Paro Americano de inmigrantes
ilegales, se entonó el Himno Nacional de los Estados Unidos en
castellano, como una muestra de presencia en ese país de una minoría hispana
que se está convirtiendo en una mayoría a pasos agigantados.
En Filipinas el
castellano aún es hablado por unos tres millones de personas, en Brasil los
hispanohablantes llegan al millón; mientras que enCanadá sumaban
aproximadamente unos 350.000 en 2004 y en Marruecos llegaban
a los 320.000. Éstos son los cinco países con concentraciones más importantes
de hispanohablantes fuera de España e Hispanoamérica.
En Oceanía el
castellano se habla en la Isla de
Pascua, bajo soberanía de Chile desde fines
del siglo XIX,
llegando a casi 4.000 la cantidad de personas que lo hablan. También es hablado
en Australia,
gracias a la comunidad chilena que sobrepasa las 33.000 personas.
Registros históricos del idioma
Glosas y
cartularios medievales
Fragmento
de uno de los documentos del cartulario con escritura visigótica.

La historiografía tradicional
consideraba como textos más antiguos que se conocen en castellano a las Glosas Emilianenses, datadas de finales delsiglo X o
con más probabilidad a principios del siglo XI,
que se conservan en el Monasterio de Yuso, en San Millán de la Cogolla (La Rioja), localidad considerada centro
medieval de cultura. Sin embargo, las dudas que suelen surgir acerca del
romance específico empleado en las Glosas hace que las corrientes lingüísticas
actuales consideraban que no estaban escritas en castellano medieval, sino en
un protorromance riojano, o navarroaragonés o
castellano-riojano según el filólogo César Hernández. Es decir, un «embrión o
ingrediente básico del complejo dialectal que conformará el castellano», en
palabras del investigador riojano Claudio García Turza.
Junto a características específicamente riojanas, se encuentran rasgos
presentes en las diversas variedades dialectales hispanas: navarro, aragonés, asturleonés y mozárabe.
Todo ello induce a pensar, como lo hicieron Menéndez
Pidal(1950), Lapesa (1981), Alarcos (1982) y Alvar (1976,
1989) que, en realidad, se trata de un koiné lingüístico en el
que se mezclan rasgos pertenecientes al castellano, riojano, aragonés, con
algunos del navarro,6 lo
cual no resulta extraño si se tiene en cuenta que la zona de San Millán era una
encrucijada de lenguas y culturas hispánicas, los repobladores cristianos
procedían de lugares diversos y esto producía un constante reajuste
lingüístico.
Curiosamente, las Glosas
emilianenses también incluyen los textos más antiguos escritos en
euskera que se conservan hoy día (si no contamos los restos epigráficos de
época romana escritos en vascuence).
Primera gramática moderna europea
Portada
de la Grammatica Antonii Nebrissensis.
En 1492, Antonio de Nebrija publicó en Salamanca su
obra Grammatica, la primera gramática de
la lengua castellana (y la primera de una lengua moderna europea). En cuyo
comienzo del prólogo dice la famosa frase, que ahora no suena profética
Aunque según algunos autores, la
novedosa gramática según nuestro punto de vista, no tuvo una excesiva
repercusión en una época todavía marcada por el humanismo italiano.
Historia interna de la lengua
La historia interna de la lengua
o gramática histórica se refiere al estudio
de los cambios acaecidos en la estructura de la lengua y en su léxico. La
historia externa por otra parte se refiere a la historia de los hablantes de
español, sus vicisitudes históricas y el uso social de la lengua.
Cambios morfológicos
El español como las demás lenguas
romances podría derivar de una forma de latín que había sufrido
un proceso de criollización,8 9 10 que
hizo el orden de constituyentes más fijo y más tendente al orden
sintáctico SVO.
La misma criollización pudo haber favorecido la pérdida de la flexión nominal
tanto o más que los cambios fonéticos que afectaron al latín tardío. La pérdida
de las marcas de caso aumentó la ambigüedad e hizo menos al español una lengua
un poco menos sintética que el latín.
Declinaciones
El marcaje de las relaciones
gramaticales en latín clásico estaba basado en un sistema de flexión nominal.
Un nombre común podía tener hasta siete u ocho terminaciones diferentes que
indicaban la función gramatical de la palabra dentro de una oración. Por
ejemplo para la palabra mensa 'mesa' se tienen siete homófonas
que realizan 12 combinaciones diferentes de caso y número:
caso
|
singular
|
plural
|
nominativo (sujeto)
|
mēnsa
|
mēnsae
|
genitivo (posesión)
|
mēnsae
|
mēnsārum
|
acusativo (objeto directo)
|
mēnsăm
|
mēnsās
|
dativo (objeto indirecto)
|
mēnsae
|
mēnsīs
|
ablativo (modal)
|
mēnsā
|
mēnsīs
|
vocativo (apelación directa)
|
mēnsa
|
mēnsae
|
A entornos del latín vulgar, se
produjeron algunos cambios fonológicos que redujeron y complicaron el sistema
declinacional:
1. La pérdida de la /-m/ final
resultó en la confusión entre el acusativo monte(m) y el
ablativo monte en la tercera declinación
2. La confluencia de /ā/ y /ă/,
junto con la pérdida de la /-m/ final, hizo imposible la distinción entre el
nominativo mēnsa, el acusativo mēnsăm (mēnsa)
y el ablativo (mēnsa)
3. La confusión de /ŭ/ y /ō/ hizo
que no se pudiese diferenciar el acusativo singular de la segunda declinación (dominŭm)
del ablativo (dominō)
4. La convergencia de /i/ y /ē/ dio
lugar a la confusión entre la tercera declinación del nominativo/acusativo
plural (montēs) y el genetivo singular (montĭs)
Los adjetivos que distinguen
entre masculino, femenino y neutro podían llegar a tener hasta 12 terminaciones
diferentes frente a las cuatro como máximo del español moderno (-o, -a, -os,
-as)
Construcciones
preposicionales
El sistema de casos
frecuentemente era ambiguo a la hora de determinar qué función desempeñaba una
palabra. Consecuentemente, era necesario valerse de otras pistas como un orden
sintáctico más fijo y nuevas construcciones preposicionales para discernir las
distintas funciones. De ahí la construcción de + ablativo en
vez del simple empleo del genitivo:
dimidium de praeda frente a dimidium
praedae 'la mitad del botín'
El castellano presenta
directamente esta construcción:
la mitad del botín
El latín clásico se servía del
dativo sin ninguna otra marca para el objeto indirecto. Con los cambios
fonológicos ya mencionados, podía darse confusión sobre cuál de las palabras en
una oración debía interpretarse como sujeto y cuál como objeto, por lo que se
propagó la construcción a + sustantivo, en el latín vulgar
para determinar un objeto directo o indirecto, fenómeno que se conserva en el
español medieval y moderno:
A los judios te dexaste prender (Cantar de Mio Cid)
'te dejaste apresar por los judíos'
La marca
del plural
El latín carecía de una marca específica para el
plural pues se valía de las terminaciones casuales (dominus, domini; rosa,
rosae). El caso más empleado, sin embargo, el acusativo, terminaba en /s/
en el plural (rosas, dominos, homines). En el latín tardío,
reaparecieron los acusativos plurales terminados en /s/ (se habían perdido la
/s/ y la /m/ final) y fueron empleados como nominativos (dominos frente
a domini; rosas frente a rosae). Se
produjo un reanálisis morfológico por el que dicha terminación asumió la
expresión del plural (rosa, rosas) en el castellano medieval.
Cambios
gramaticales
Los
verbos
La conjugación de los verbos del español medieval y
moderno se basa directamente en la conjugación latina:
Latín
|
Castellano Med.
|
Castellano Mod.
|
canto
|
canto
|
canto
|
cantas
|
cantas
|
cantas
|
cantat
|
canta
|
canta
|
cantamus
|
cantamos
|
cantamos
|
cantatis
|
cantades
|
cantáis
|
cantant
|
cantan
|
cantan
|
Para el castellano del siglo XIII, se pierde la /t/
final de la tercera persona del singular y del plural y la /-tis/ de la segunda
persona del plural cambia a /-des/:
Ex: "…como oyredes que diz
moysen adelante" (General Estoria)
A los verbos conjugados se les
podía agregar pronombres directos e indirectos:
Ex: “faziendol” “dixol” y
“pusol” (General Estoria)
Tiempos
verbales
La más notable reestructuración del latín vulgar es
la aparición de los tiempos compuestos en el español medieval (siglo XIII):
“...que
castigues tu los acusadores con muy mas fuertes penas que los cristianos
mereçieren si lo ouiessen fecho” (Primera Crónica)
La construcción tardía del latín “Habere o Esse +
Participio pasado” resultó en la creación de tiempos compuestos:
Latín
|
Castellano Medieval
|
habui/habebam cantatum
|
ove/avia cantado
|
habeo cantatum
|
he cantado
|
habere habeo cantatum
|
avré cantado
|
habuissem cantatum
|
oviesse cantado
|
habeam cantatum
|
aya cantado
|
habuerim cantatum
|
ovier(e) cantado
|
Construcciones
verbales
La perífrasis latina de participio /-tus/ y habeo
para expresar un estado de obligación se ve manifestada en el español medieval
mediante la construcción aver de, lo cual resultó en tener de/que en el español
moderno.
"...si tan bien nolo quisiessen pora los que
avien de venir" (Primera Crónica)
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